Para demostrarlo, hacen caminar a animales de peluche, por ejemplo. El concepto es sencillo, aunque el desarrollo técnico, lógicamente, es muy complejo como cuenta la profesora de ingeniería mecánica y ciencia de los materiales.
Se trata de piezas elásticas a las que se acoplan sensores, actuadores, servomotores y otros distintos elementos para que puedan realizar tareas concretas, sobre objetos deformables. Con esas piezas se visten literalmente los objetos a los que se pretende aportar una función robótica. Y todo surgió de un proyecto que no tenía nada que ver con esos objetos cotidianos, sino todo lo contrario: con la exploración espacial.
Y por supuesto, también tienen una aplicación en el cuerpo humano. Es probable que, cuando estos elementos pasen la fase de experimentación con prototipos, podamos ver incluso prendas robotizadas con funciones concretas,. Por ejemplo un chaleco que será capaz de detectar una mala posición de la espalda y actuar para obligarnos a corregir la postura, poniéndola derecha.